viernes, 29 de abril de 2011

Desde Londres, estupefacto por una boda del siglo XIX que se ha hecho hueco en el siglo XXI

Desde Londres, estupefacto por una boda del siglo XIX que se ha hecho hueco en el siglo XXI: "

La monarquía es tan anacrónica que despojada de su trasnochada liturgia sería insostenible. Ha terminado por ser sólo formas y continentes: no hay otro contenido que el que le quiera dar el imaginario colectivo a la pompa que envuelve una situación insólita: que se pueda heredar un país del que se pasa a ser rey o reina sólo por la transmisión de la sangre: incluso un bastardo no detectado podría ocupar el trono.


La monarquía se ha convertido en la única profesión cien por cien hereditaria a la que acceden en condición de consorte quienes se casan con el heredero o la heredera de la corona. Es verdad que sus poderes están limitados por la Constitución o las leyes, lo que diferencia a las monarquías absolutas del pasado de las monarquías representativas del presente.


Me asomo a la BBC, pulcra, profesional, impecable y es cómo observar el Hola en tres dimensiones. Mañana podré decir que estaba en Londres en la “boda”. Desfilan los famosos, los reyes, los aristócratas y hasta algún futbolista. La gente, el pueblo, una representación espontánea de él, aguarda en la calle para ver a los jóvenes herederos que serán reyes, lo más cerca posible. Para que esta época de crisis tenga el consuelo de la felicidad , el boato y el lujo de los elegidos. Todo transmitido en directo para el mundo entero.


Señores, a esto le tiene que quedar poco más que un cuarto de hora. La aceleración de las partículas de destrucción de la monarquía serán sus propios comportamientos, que serán humanos dentro del mundo de princesas que tratan de preservar: cuando los ciudadanos descubran que detrás del oropel sólo hay personas normales en su papel vicario de elegidos reyes tan sólo por la costumbre, se acabará este anacronismo incompatible con las tecnologías. Aunque pensándolo bien, en las películas de la Guerra de las Galaxias, también hay princesas. Bueno, no estoy seguro de si esto durará tan poco, pero detrás de tantas telas caras, hay un olor tremendo a alcanfor y a insecticida, me llega nítidamente a través de las imágenes de la BBC. Los abrigos de las abuelas empiezan a ser presas de las polillas, a pesar de todos nuestros cuidados. El tiempo, el implacable, está haciendo su trabajo también con la monarquía. Esto es como la final de Wembley pero con botas de fútbol del 1800.


Mañana empezáramos a hablar si va a ser rey Carlos o Guillermo: otra lucha dinástica para socavar la monarquía.


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